Ciudadanos
Martín Quitano Martínez
twitter: @mquim1962
“Tan pronto como el servicio público deja de ser el principal asunto de los ciudadanos
y prefieren servir con su bolsillo a
hacerlo con su persona,
el Estado se haya próximo a su ruina”.
Jean-Jacques Rosseau.
Con pesar reconozco que tenemos pertenecemos a una sociedad mayoritariamente deprimida, desconfiada, harta de los malos comportamientos públicos. Una sociedad que señala con ácida actitud los quehaceres de gobiernos, políticos y administradores que se regodean en el rompimiento de las leyes, en burlarlas sin consecuencias.
Sin
embargo es menester reconocer también que gozar de impunidad y ejercer la
arbitrariedad no es solo el gran problema acreditado por funcionarios, partidos
o representantes populares. Nuestra tragedia es que esa condición se repite y
reproduce en vastos sectores sociales que acogen como benéficos esos roles de
comportamiento irregular e ilegal, que también son arbitrarios y buscan cobijo
en la impunidad.
Parece
que en nuestro país es costumbre ese pernicioso juego de la hipocresía Fuenteovejuna, de señalar al ladrón para
ocultar nuestros propios hurtos, porque la exigencia de legalidad, de honradez,
de rectitud es siempre para los individuos públicos y no para los ciudadanos.
Resulta
comprensible, justificable para el común, el hartazgo válido y la demanda de
mejores comportamientos públicos con apego a la ley, pero no cuando a
contramano se pretende eximir de cumplir sus deberes; una sociedad bipolar a la
que la ley le sirve para exigir el respeto a sus derechos, pero que no quiere que
se le exija el cumplimiento de sus obligaciones.
Así
pues, burlar la ley, resulta ofensivo si lo hacen los otros, pero puede ser un
acto justificado si lo realizamos nosotros. La lógica que parece imperar es esa
que justifica nuestra frivolidad bajo los supuestos de que al final de todo las
cosas siempre son así, y que los otros no cumplen la ley y nadie los castiga.
Tal
vez nuestras desesperanza parte del reconocimiento interno, consciente o no, de
nuestras debilidades cívicas como individuos para asumir las responsabilidades
ciudadanas que nos toca cumplir. Se nos ha inculcado aborrecer la política, como
una cosa mala, putrefacta, que desprestigia a quienes participan de ella, la
cual ha dado suficientes muestras de que esa imagen es totalmente verdadera.
Proliferan los ejemplos de que esa actividad es refugio de la corrupción y la
holgazanería, del engaño, pero sin duda no es todo, no todos son así.
Y
es que pensando mal, la construcción de un imaginario de política y políticos
todos malos e iguales, favorece el alejamiento de la sociedad y por ende las
manos libres para decidir y actuar de aquellos que provistos de duras
caparazones de cinismo aprovechan y se relamen del abandono, ya que los frutos públicos
estarán totalmente a su disposición. Estar ajenos, voltear la cara, reducir
nuestro papel a los reductos privados, a los lamentos y rabietas son el
resultado esperado para favorecer las actuales circunstancias donde el río está
más revuelto.
Mucho
y rápido tenemos que cambiar, no sólo a los malos gobiernos y a los pésimos
políticos, a los ineficientes y corruptos funcionarios, también y más rápido
debemos cambiar desde la individualidad
y en grupo, como sociedad cómplice o comodina, cambiando esta sociedad
sin ciudadanos. Los temores nos inundan y paralizan pero tendremos que caminar,
movernos y enfrentar nuestras taras, asumir las responsabilidades y hacer lo
que nos toca.
Nuestra
vida cotidiana más que nunca necesita de ciudadanos que asumamos nuestros
trabajos con responsabilidad, que estando en cualquier espacio definamos
nuestras acciones en apego a las normas, que seamos eficientes y respetemos a
los otros, que ayudemos a la conformación de organizaciones e
instituciones de hombres y mujeres que reclamen el rompimiento de nuestras
simulaciones y den paso a mejores condiciones de vida.
DE LA BITÁCORA DE LA TÍA QUETA
Dice el clérigo: Los
homosexuales son anticristianos y antinaturales pero hay que tratarlos con
dignidad. !!!Vaya muestra de tolerancia y respeto¡¡¡
No hay comentarios:
Publicar un comentario