Entre Columnas
Los viejos
comportamientos.
Martín Quitano Martínez
Una locura es hacer la misma cosa una y otra vez esperando
obtener resultados diferentes.
Si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo.(
Albert Einstein)
Ciertamente,
el resultado de ejercicios de gobierno marcados por la corrupción, la impunidad,
el “agandalle” y el “revanchismo” como claramente lo han sido los últimos 12
años, nos ha llevado a las condiciones de desastre del Veracruz que ahora
vivimos, pero no hay que perder de vista que con distintas intensidades y
matices, se trata de las características inherentes a la cultura política
mexicana, por lo que desgraciadamente vencer las inercias propias de una forma de entender y hacer
política será una tarea harto difícil de erradicar, en un ambiente donde la
honestidad, la buena voluntad, el apego al marco jurídico y la cortesía
política son inexistentes, sospechosas o consideradas comportamientos de debilidad
ante la toma de decisiones.
Hay
que sonar las alarmas si no queremos repetir la historia más reciente, pues el enrarecido
y pestilente comportamiento político provocado por la administración saliente,
pareciera ser tan pernicioso que está contagiando las primeras decisiones de
los representantes de la alternancia, poniendo en un apremio ético al nuevo
cuerpo legislativo, del que se espera mucho más que la reproducción de los
viejos y cuestionados comportamientos de sus antecesores.
En
la reciente toma de protesta de los nuevos diputados, quedó evidente la falta
de voluntad y/o la incapacidadde sobreponerse a las rutinas del mayoriteo y la
exclusión, reduciendo los espacios de participación a las fuerzas que cuentan
con representación en este poder, desdeñando el mensaje de las urnas.
Veracruz
merece un poder legislativo que se comporte y se comprometa responsablemente
ante los desafíos de la coyuntura política que les ha tocado protagonizar, la
de una alternancia que permita transitar a un cambio de régimen que privilegie
el bien común, la equidad y la justicia social.
Cuando
el “interés público” como razón de ser de las autoridades, no es el motivo del
quehacer gubernamental, y se relega a una tercera prioridad después del interés
personal y del interés de facción, estamos frente al trastocamiento profundo
del poder político y el ejercicio administrativo de una democracia.
La
descomposición generalizada en que nos encontramos puede ser fácilmente
dimensionada al observar el comportamiento del interinato en el gobierno del
estado,mostrándose como la suma de los desdenes, las miserias y los desaciertos de un gobierno que no lo
fue. También ahí no hay que dejarse jalar por el vacío, la incapacidad y el
cinismo, pues no se encuentran respuestas donde la única idea que existe es
salir corriendo.
Publicitado
el desastre y el caos veracruzano y ante la petición de ayuda del gobernador
electo, la federación alza los hombros y voltea la cara con inaceptables
mensajes de omisión ante nuestros problemas, conocidos y solapados por ellos
desde hace muchos años, renunciando a apoyar salidas de esta crisis,
abandonando sus responsabilidades legales y principalmente políticas.
Esta
obra deteatrono ha concluido, faltan las últimas escenas, esperamos que se
ajuste el libreto y mejoren los actores, el público atento no debe continuar
mirando la precariedad y malas artes de los actores políticos. Demos un giro
novedoso al guión sorprendiendo al respetable, reconociendo el mandato
ciudadano para cambiar los comportamientos y las estrategias de trabajo, porque
solo así conseguiremos mejores resultados.
Los
momentos que ahora vivimos no pueden esperar la continuidad de los mismos comportamientos,
serequieren actores que den paso a la limpieza y la recomposición de las
puestas en escena y no se logrará con la reedición de los viejos
comportamientos como son el avasallamiento, el griterío y la consigna que no
propone.
Atemperar,
calmar los ánimos, ajustar y cumplir las responsabilidades, asumir la necesidad
de los acuerdos más amplios e incluyentes no es cosa menor pero es apenas un
piso básico para superar la debacle existente.
DE LA BITÁCORA DE LA TÍA QUETA
Supondremos
entonces que el resto de la pandilla también tiene la conciencia tranquila.
¡Que alivio!
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